Desde muy niña me veía siendo cirujana ya que era “el médico que curaba con las manos”, así que me licencié en Medicina y Cirugía General en la Universidad del País Vasco. Después, la vida me llevó a estudiar Osteopatía con la Escuela de Montpellier, y a los pocos meses comprendí que era lo que había soñado. Ni un solo día me he arrepentido de cambiar el bisturí por “los dedos que piensan”.